La bici no es solo ponerse un casco y un maillot el fin de semana para hacer 200 km. Tampoco es sentarse delante del televisor a ver cómo suben un puerto de montaña unos corredores que no saben ni por dónde van ni disfrutan del paisaje que les rodea porque su único objetivo es cruzar en primera posición la línea de meta.

Ir en bicicleta es otra cosa.

Ir en bicicleta es salir todos los días de casa a la misma hora, porque sabes que hoy tampoco vas a encontrarte un atasco en la autopista. Es llegar al trabajo feliz porque otra vez has llegado antes que nadie sin dar cien vueltas para encontrar aparcamiento, has hecho un poco de ejercicio y además te has ahorrado dinero en el transporte y en el gimnasio. Es no saber el horario de los trenes y no perderlos nunca.

Ir en bicicleta es recordar como si fuera ayer cuándo te dejaron de agarrar del sillín y “volaste” por primera vez, aunque fue hace más de treinta años. Es salir de viaje con unas alforjas y recorrer un país despacito, sin prisa y sin importarte dónde dormirás hoy o mañana. Es descalzarte para cruzar un riachuelo que no aparece en los mapas. Es llegar a lo alto de un puerto de montaña que te ha costado más de una hora subir, quedarte otra hora mirando y buscando la carretera por donde has venido y disfrutar de la vista por donde tienes que bajar después.

Andar en bici es chocar la mano de un niño que está andando descalzo por una calle sin asfaltar, llena de gravilla. Es pararte a hablar con alguien para preguntar por un lugar o si falta mucho para llegar. Es sentir el viento en tu pelo, la lluvia en tu cara, el sol en tus brazos. Es soltar un grito y dar palmadas de alegría al ver a una persona mayor pedalear por primera vez porque tú le habías dicho que lo iba a conseguir.

Andar en bicicleta es entrar en un pequeño pueblo y que te reciban con una sonrisa, aunque no hables su idioma. Es pedir un poco de agua para el bidón, que te hagan pasar hasta la cocina para rellenarlo y que una hora después salgas con un par de manzanas y unas nueces que acaban de recoger del huerto. Es bajarte de la bicicleta para ayudar a empujar un coche que no arranca. Es encontrarte otra persona que pasa cerca de tu casa con la bicicleta cargada a tope y dejarle que se pegue una ducha y un colchón en el salón de casa para que pase la noche.

Andar en bicicleta es dejar tus pesadas alforjas arriba y volver a bajar dos kilómetros para ayudar a subir las de tu compi o ponerle la mano en la espalda para empujarle un poco. Es cruzarte con alguien que lleva la bicicleta de la mano o simplemente se ha parado y preguntarle a ver si necesita algo y todo va bien. Y es ayudarle a poner un parche o arreglarle la cadena porque no lleva tronchacadenas o no sabe usarlo.

Una bici es mucho más que una bici.

La bici es amistad. La bici es libertad. La bici es solidaridad. La bici es vida.

Vive en bici. Vive la bici. Biziz Bizi

Javi U.